Capitulo 2:
El evento comenzó a las cuatro de la tarde del sábado y acabo a las diez de la mañana del domingo. Así es que aparecí en casa a las once de la mañana con todo el cuerpo dolorido, los ojos como huevos, la cabeza a punto de estallar, e incapaz de pensar en nada que no fuera meterme en la cama y dormir. Pero antes tuve que soportar la inevitable bronca-sermón de mis padres que, en esencial, me hacía culpable de largas horas de angustia y preocupación, me recordaba mi compromiso de llamar si iba a llegar muy tarde y me amenazaba con recortarme la libertad que se me había concedido y que yo había mostrado no merecer.
En ese momento no tuve fuerzas más que para disculparme dando una breve explicación de lo ocurrido e irme a dormir.
¿Qué ocurrirá cuando despierte? En el próximo capítulo más. (:
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